Mírate a ti mismo como a un libro; y analiza quienes son tus lectores.
Existirán aquellos que te van a elegir por el prólogo y luego cuando empiecen a leerte van a darse cuenta de que tu interior es más denso y complejo de lo esperado. No van a entender tu historia, ni tu prosa ni tu verso; acabarán dejándote de leer por propio desinterés.
Habrán otros que mirarán tu índice por mera curiosidad de saber quién eres e irá directamente a los capítulos más interesantes, al grano. Arrancándote tu página favorita, dejándote rota porque se llevó de ti una página muy valiosa. Tendrás que volver a reescribirla, pero eso te llevará tiempo. Este lector, déjame decirte; no interesa.
Hay quien te leerá a saltos, con prisas por llegar al final, sin entender nada el argumento. Quieren que todo ocurra muy rápido; le encanta tu drama, tu intensidad, lo bueno y lo malo, a partes iguales.
También existirán aquellos que juzgarán tu portada, y directamente nos descartarán; ni si quiera te moverán de la estantería.
Existe incluso, ese que se molestará en leer alguno de nuestros capítulos, y doblará las páginas de alguna esquina para recordarlas, y subrayará algunas frases y palabras importantes; esas que le inspiren y llamen su atención. Puede que más tarde las utilice para sanarse a él mismo de situaciones. Te quedarás descansando en su mesilla de noche durante un tiempo para poder leerte de vez en cuando, hasta que se aburra y seas reemplazado por un libro nuevo. (Este lector seguramente tendrás muchos libros inacabados y a medio leer).
Hagamos un paréntesis.
Seguro que vas a conocer a estos lectores, alguna vez…
Pero déjame decirte que también vendrá aquel, el más importante.
El que te va elegir por puro azar y magia en la librería y te llevará con él por sorpresa; sin saber demasiado pero cautivado. Este no solo empezará a leerte con ganas, si no que acabará todas tus frases, y volverá a leer las que no entienda porque no querrá perderse tu historia. Tratará tus páginas con cariño, procurará que no te ensucies y anotará en tus márgenes todas las cosas que se le ocurran. Querrá leer cualquier capítulo del libro. Y seguro que te animará a que sigas escribiendo más y más, porque no querrá dejar de leerte.
Te ayudará a completar tu biografía.
Y ese, justo ese, es el lector que queremos.
Incondicional.
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