"Escribir me acelera el alma cuando está ausente o llena de alegrías."
Efecto Efervescente.Vivir a medias. Qué enigma. Vivir a medias es un gran acertijo. Cuando vives a medias nada te apasiona, ni se disfruta, ni se intuye. Vivir a medias resulta muy frustrante porque no obtienes apenas nada; ni cosas buenas ni malas. Estás en el limbo de esas cosas que ni ocurren ni dejan de ocurrir. A veces parece que sentir demasiado y creer fielmente en uno mismo conlleva demasiada frustración, pero no es así. ¿Y qué pasa si sale bien? Pues estupendo ¿Y si sale mal? Mejor todavía, porque seguramente no te vuelva a pasar. Aprender de los errores es más útil que de los aciertos.
Vivir a medias es quedarse con las ganas, es esperar demasiado, es pasearse por la sombra sin pretender hacer ningún tipo de cambio, sin luchar por anhelos o sin ser capaz de intentar un cambio. La gente que vive a medias son personas grises, la gente que no opina, que no se moja, que no colabora, que no se muestra, que no se hace partícipe de la existencia del resto… eso es vivir a medias. Sin apostar por oportunidades, por personas, por cambios…
Vivir a medias es vivir con miedo y sin fuerza. Hay cosas que deben aprovecharse con los ojos cerrados, tirarse al mar para ver qué ocurre, coger el toro por los cuernos y plantarle cara a la vida.
Y para no vivir a medias hay que reírse de uno mismo y de sus circunstancias y cambiar el tercio oscuro de las cosas, que todo tiene siempre una parte positiva, que las palabras y los hechos siempre se pueden aligerar un poco para que no pesen y nos impulsen. Que la vida también tiene sus cosas buenas y no podemos dejar de sentir emociones y de dejarnos llevar por el miedo al cambio…
Que sí, que se puede.
Que sí, que hay que vivirlo todo y si puede ser, intensamente.
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